Un blog de creación en español

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Tuesday, May 23, 2023

Escritura creativa: Julia Pottorff


Estudiante

Juan había estado emocionado de aprender a manejar un carro desde que tiene memoria. Recuerda haber jugado con Hot Wheels cuando era un niño pequeño, y tan pronto como tuvo la edad suficiente, su padre lo llevó a los go-karts en la feria. Juan tenía quince años y ya había practicado manejar un auto real ya que su papá insistió en que practicara antes de comenzar sus lecciones con un instructor.

Aun con experiencia previa, Juan estaba nervioso. Su papá lo acompañó mientras conducía al DMV. Juan escuchó que esta ubicación del DMV tenía los instructores más estrictos y que las calles de la ciudad estaban llenas de tráfico y baches. Después de llegar y registrarse, le presentaron al instructor. Se llamaba David y era un dominicano de baja estatura, calvo, y tenía dos tatuajes de arañas en la cara. Juan se sorprendió de que el DMV contratara a alguien así, pero se presentó y se preparó mentalmente para 2 horas de instrucción.

David le pidió a Juan que encendiera el auto y comenzó la lección. Juan era un excelente conductor y manejaba con facilidad las carreteras mal pavimentadas. Se detuvo en cada luz roja y cooperó con los límites de velocidad. La segunda hora de la lección la pasó en la carretera, que Juan prefería porque no había señales de tráfico complicadas que seguir. Finalmente, llegó el momento de practicar el estacionamiento en paralelo. David le dijo a Juan:

Adelante e inténtalo, no hay autos detrás de ti.

Juan ya había practicado estacionamiento en paralelo antes, y logró alinear su automóvil a una distancia perfecta de la acera. David había estado elogiando los esfuerzos de Juan a lo largo del camino, pero esta vez David no había dicho nada sobre el gran trabajo que hizo con el estacionamiento. Juan miró a David en el asiento del pasajero y notó que su cabeza estaba echada hacia atrás. Decidió conducir de regreso al DMV porque la lección de 2 horas casi había terminado. Despertaría a David de su siesta una vez que regresaran.

Cuando la pareja regresó al DMV, Juan estacionó y apagó el auto como le enseñó su papá. Miró a David y todavía no se había despertado. Vacilante, Juan empujó su brazo. David abrió los ojos pero su boca parecía congelada. Juan lo miró fijamente a los ojos, esperando que hablara y, con suerte, lo aplaudiera por terminar la lección y regresar por su cuenta. La boca de David comenzó a abrirse lentamente, pero aún así no salió ninguna palabra. Un momento después, una araña salió de la lengua de David. Luego había dos arañas, y de repente, miles de arañas salieron de sus oídos, ojos, boca y nariz. Juan gritó a todo pulmón y corrió tras el viento, mientras David y el auto eran devorados por las arañas.

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