Un blog de creación en español

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Wednesday, May 24, 2023

Escritura creativa 2023: Jack Collins




El trompo


Tenía sueño, como siempre, esa noche. Cada noche había otro problema, más gritos de la mamá y el papá, más vidrio roto. Ya podía sentir el sueño tomando control de mis párpados hasta sentir un ruido familiar en la casa: más gritos. Pero hoy no eran ni mi padre, ni mi madre. Oí a algunos hombres diciendo que había sufrido un accidente el padre. Entré en casa con el trompo, mi guardián, y lo hice bailar mientras escuchaba la conmoción. De pronto se levantó mi papá. ¡Un milagro! Pero no parecía que nadie lo deseara.

Es probable que hubiera tenido un mal día, porque estaba dando vueltas por el cuarto, gritando de todas cosas. Me acerqué a mi padre con intención de hablarle de alguna cosa, una tentativa de calmarlo de alguna forma. Me respondió con un puntapié que me habría tirado al otro lado de la casa si me hubiera golpeado. No era la primera vez que me hacía eso, pero nunca me sentiría acostumbrado a verlo así. Corrí al patio, escapando antes de que las cosas empeorarán.

Desde el patio oí un ruido terrible; gritos de ambos padres, un golpe fuertísimo, y después, nada. Pedí a Dios que nada pasara, que el padre se regresará a la cama y la mamá ya empezará a lavar la ropa. Me quedé afuera por un rato, hasta que entré otra vez para recoger el trompo.

Dentro oí mi nombre. Era mamá, chillando de una forma que me asustó mucho. Me dijo que tenía que mover a papá, que tenía que hacer algo para salvarlo. Lo cogí con las manos y lo sacudí con toda mi fuerza, llorando y gritando su nombre. No pensaba más en el puntapié que me dio, ni en los innumerables golpes que verdaderamente me había dado. En ese momento solo quería que mi padre abriera sus ojos otra vez. No me respondió, y eso le dije a mamá antes de salir, en búsqueda de mi pequeño guardián otra vez.

Creo que pasaron algunas horas antes de que me levantara otra vez de la cama. Vi a mamá mirando a papá, y le dije que sería mejor si la pusiéramos en la cama. Pregunté a mi mamá que hacíamos, pero solamente me dijo que saldría en busca de la señora Romelia.

Salió, dejándome con papá inconsciente. A pesar de su condición, sabía en el corazón que verdaderamente estaba vivo. Lo miré por algunos minutos, antes de decidir echar unas gotas de agua en su cara con intención de reanimarlo. Inicialmente se mantuvo inmovil, pero de repente abrió los ojos por un momentito, y vi a su pecho levantarse y bajarse en una respiración débil. Un milagro sin duda.

Llamé a papá varias veces en voz baja para que no se enfadara. Lentamente se ajustó en la cama y me vio con los ojos cansados. Le pregunté si se sentía mejor, y con voz callada me preguntó por qué se dolía tanto la cabeza. Le respondí que en realidad no sabía, y le pregunté si había algo que le podía dar para ayudarle. Me respondió “un trago” y rio, antes de darse vuelta y regresar a dormir.

De pronto regresó , pero no sé cuánto tiempo había pasado. Me despertó el ruido de una multitud de gente en la casa. Cuando salí del dormitorio, vi a mi mamá rodeada de los vecinos. Oí a algunos vecinos hablando de mi papá, diciendo que no era tan sorprendente que falleciera. Esto me pareció raro, porque acababa de hablarle antes de dormirme. Le pregunté a mamá porque había tanta gente, que el papa seguía vivo. La mamá respondió bien confundida, y le dije que acababa de hablarle a papá mientras la mamá estaba con la doña Romelia. Me dio un golpe que casi me hizo caer.

Toda la casa se volvió en locura. La mamá insistió en que papá estaba muerto, mientras los vecinos, en vez de celebrar la supervivencia de mi padre, insultaban a mi mamá y se quejaban de que nadie hubiera muerto.

El enfermero le despertó a mi papá, confirmando el rumor terrible de que estaba vivo. Le oí reír, mientras veía a mi mamá dando vueltas frenéticas por el cuarto, pidiendo perdón a los huéspedes. Ambos el enfermero y la mama gritaban al papa que no beba, pero eso me confundio. Si un trago lo haría sentir mejor, ¿por que le hablaban así?

Ya había llegado la noche, y con la noche me había cansado más que nunca. Pensé en los eventos del día, eventos que no entendí por nada. ¿Por qué querían todos que muriera el papa? ¿Por qué había traído mamá todos los vecinos a la casa para verla dormir? ¿Si un trago le mejoraría, como lo podemos restringir? Agarré el trompo mientras me acostaba en la cama. Tenía miedo de que nunca entendiera al mundo. Me parecía demasiado complejo. Pero mi trompo me hizo sentir en control. Si todo el mundo se mantuviera sin moverse en sus camas, sé bien que pudiera hacerlo bailar y sentir la libertad que me da este pequeño guardián.

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