Un blog de creación en español

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Wednesday, May 13, 2009

Katharine Wang [Primavera 2009]

El bronceado

Los científicos siempre nos avisan sobre los daños que producen los rayos ultravioletas y según las estadísticas, el cáncer de piel es más común que hace años. Se dice que si tomas el sol por mucho tiempo, parecerás como cuero. Los peligros del contacto con el sol es un asunto que no podemos ignorar. Por eso, mucha gente ha empezado tomar los bronceados por aspersión para evitar el sol, pero esos bronceados parecen falsos y anaranjados; se parece más a un “Oompa Loompa” de la película El mago de Oz. Como no queremos que parezcas un elfo, ¡sugerimos que continúes tomando el sol en la playa para que tengas un bronceado sexy! ¿No quieres parecer como cuero? ¿¡Por qué no?! El cuero es muy caro y un símbolo de clase alta -¡puedes tener también esas características! Ignora los avisos de los científicos que no saben nada sobre moda-¡broncéate al sol!

Ryan King

Gafas que estancan la luz.
La figura en la cumbre de la colina
Le da una sonrisa al campo florido.

¿Te gusta el trabajo?

Asiente con la cabeza.
La inclina con miedo.
A la otra con lentes:
See? They like it.
Beautiful, innit?
It's fuckin' brilliant, George.

Sí, brillante.
El sol brillante
La sangre fresca y brillante
Que permea la tierra y alcanza
La mina de oro sucio.
Sólo hace falta lavarlo
para que nadie sepa.
Ingenioso.

The genius creeps blindly through darkness
Searching for the golden-haired little girl.
Glasses in breast pocket.
Jet-lagged and sunken eyes
See only the shimmering hair.
Piensa en el viaje, en todos los viajes.
Qué sacrificios.
Pero, sí se justifican.
Se justifican en
su inocencia rubia.

Espera la llegada de la luz
Con café y periódico.
Lee pero no lee.
Mira el sol saliendo,
detrás del vidrio.
Deja el periódico
y agarra las gafas.

Tuesday, May 12, 2009

Alexandra Cunningham

hogar dulce hometown

el tiempo esperando en el aeropuerto
tiempo well-spent
porque es una parte de mi paseo
a home

sabores de 3rd street
orange sauce de taquería la victoria y
los burritos de iguanas
y camino a home

salgo de mi casa y paso
San Antonio, San Fernando, Santa Clara,
and all these saints – en quienes no creo
ya bless me as I camino

no quiero vivir en esta ciudad
toda mi vida
i like that it is un lugar
to return to

it’s not the same
cuando no tengo
the choice
a salir

entonces, mi hogar
te echo de menos
but you’ll always be what used to be
home

sola

Yo camino
por las sendas y estoy
sola
sola en mi mente
sola en mi existencia
sola sin ti
sola soy yo

Me gusta caminar sin nada, sin nadie
y camino
y camino

hasta que mis pies me duelen
No
mis pies ya no me duelen
no puedo sentir
no puedo sentir nada

estoy sola
sola sin ti
sola soy yo

esta senda es mía
saber dónde estoy es
comprender el mundo
saber dónde estoy es
razón para parar
y no quiero

me gusta caminar sin nada
sin nadie
pero ya estoy sola
sola sin ti
sola no sé si soy yo

quiero caminar contigo
pero sola soy yo,
contigo

¡sí!

sola soy yo contigo

Monday, May 11, 2009

Linel Salcedo

Mi Familia

Todos estamos together
Together estamos todos
Entre todos aquí
Hablaremos, Sentiremos
And we will hug, laugh and play

Huelo el bistec
Todo está listo
Nos sentamos a comer y a compartir

Una familia unida we are
Fuerte como un oak tree
Years of love and fun surround me

Tío Faustino no para de hablar
Tía Janny no para de pelear
But we are family
Y juntos seguiremos

Francine Barry

BOOM. El ruido alarmante despertó a Juan. Sorprendido y todavía medio dormido, él se sentó en su cama. Él pudo oír pasos en el pasillo y después el ruido de la puerta chirriante del armario abrirse y cerrarse. ¿Fue solamente un sueño? Esa fue la única explicación lógica, porque Juan había vivido solo cuatro años, desde el accidente trágico que se cobró las vidas de su esposa y su hija. Pero no pudo ser un sueño porque él sabía que estaba despierto y estaba seguro de que había alguien en su casa. Rápidamente y cautelosamente, él se levantó de su cama para investigar.
Los años después del accidente fueron muy difíciles para Juan. Usualmente, él no podía dormir, y cuando podía, tenía sueños horribles sobre esa noche devastadora. Inmediatamente después del accidente, él no podía funcionar – no podía hablar, ni trabajar, ni llorar – él solamente existía. Él perdió su trabajo, y eventualmente sus amigos perdieron toda esperanza en él y dejaron de llamarlo. Él no tenía nada excepto su perro viejo, Pepito, que lo seguía a todas partes. Ellos vivían solos en la gran casa oscura que una vez estuvo llena de alegría y vida.
Mientras él andaba por el pasillo para investigar el origen de los ruidos extraños, él se convenció de que había fantasmas en su casa. Fue la única explicación, él pensó, porque no habían habido otras personas en esta casa por años, y no había nada en la casa que un ladrón quisiera tomar. Él solamente tenía una cama que compartía con Pepito y un televisor que no había funcionado por años. Juan había tirado el resto de las cosas de la casa porque solamente representaban la vida que había perdido.
Juan llegó a la cocina, pero no vio a nadie. Las luces no funcionaban, pero no habían funcionado por mucho tiempo. De repente, él oyó voces en la sala. Él corrió pero cuando llegó, otra vez, no vio a nadie. Decidió que necesitaba aire fresco, entonces él salió de la casa para dar un paseo con Pepito. Era muy temprano, no había gente ni mucha luz en la calle. Juan anduvo al restaurante que estaba abierta todo el tiempo. Era su lugar favorito desde la muerte de su familia, porque era un lugar donde él podía ir por las mañanas para pensar solo y en paz. Pepito espaba por él en el parque del otro lado de la biblioteca.
Había solamente otras dos personas en la tienda cuando entró Juan; María, la mujer que trabajaba allí y un hombre joven que estaba estudiando intensamente. Juan se sentó a una mesa, y lentamente empezó mirar al periódico que estaba allí. Juan hojeaba por las páginas sin leer mucho, cuando una foto en la séptima página llamó su atención – ¡era una foto de él con su familia! El pie de foto decía, “Hoy se cumple el cuarto aniversario del accidente fatal que tomó las vidas de una de las familias favoritas de nuestra comunidad. Hace cuatro años que Juan, su esposa Alicia, y su hija Laura murieron en un accidente de carretera”.

Yelena Myman


Aprender a Caminar

Nunca me di cuenta
De los lunares de su cuerpo
De su respiración suave cuando duerme
Ahora
Se tuvo que ir, estar sola
O solo
Es lo que ella quiere que piense

Pudo aprender a caminar de nuevo
Dejar el triste cuento
Una casa donde vivimos
Donde ellos vivieron
Un universo que solamente le corresponde a nosotros
Fracasando frente a mi
Pienso que sus ojos parecen más bellos cuando ella llora
Su rostro hinchado y rojo

Yo tuve una razón para mirarla
Mirar las lágrimas y ver lo que necesito
Ella era mi presente, pero no mi futuro
Las cosas entre nosotros nunca fueron como antes
Ahora ella me está dejando
Solo
Y debo aprender a caminar de nuevo
En un universo sin ella.

Alisa J. Houghton

Vals del vagabundo

uno dos (tres), uno dos (tres)
zapatos que veo en parejas
huellas del calor vivo

en la lluvia, la nieve, la acera
siempre los contemplo, los cuento
y nunca están solos

cuando grito a la noche saturado,
inquieto el aire con mis pensamientos
y los pies tropiezan, un círculo

en su vals de amor obligatorio
mis gotas nocivas se han secado
tras muchos años y penurias

dos arroyos mugrientos
que nadaron juntos por mi cara
pero el mundo que veo

entre mis dedos nudosos,
por las cortinas de mi pelo
de cigarrillos amargos

baila y odia y llora y vive
un teatro de acero es lo que ocupo
yo me preocupo, ¿por quién?
y nunca están solos
la gente que baila
en el escenario, mi calle.

Josh Freydkis

Bien digerido

Empezó como un desafío pueril. “Apuesto que no puedes comerte esas hamburguesas,” yo había dicho. Un chico orgulloso, Ernesto no podía declinar el desafío y devoró la comida en segundos. “¿Y los pasteles?” Raúl añadió. “Y los tacos!?” Y fue así que descubrimos que Ernesto tenía un estomago sin fondo.
Como estábamos sin centavo, decidimos convertir nuestro reto en un negocio provechoso. Parecía como un asunto sencillo: Ernesto comería y todos nos beneficiaríamos. Yo proporcionaba el sitio. Jorge pintaba los anuncios. Raúl manejaba las finanzas. Y Ernesto. Ernesto era el evento principal.
Habíamos convertido mi garaje pequeño en un circo. Colgamos un telón, pusieron bancos, y aún incluyó cadenas para darle ambiente. Ernesto, vestido con una capa carmesí, se sentaba detrás de una mesa pequeña enfrente de un montón de comida. Lo que comenzó como una exhibición pequeña rápidamente se fue transformando en un gran espectáculo que atraía más de doscientos visitantes cada día. Los clientes pagaban siete dólares para ver la masa que las noticias llamaban “El Estómago.”
Después de poco tiempo, Ernesto engordó. Su estómago se puso abombado y su grasa fluía por la superficie de la mesa oxidada. La bestia floja estaba rodeada de envoltorios de dulces, pedazos de pizza parcialmente comidos y restos de comida china. La pestilencia no se podía tolerar. Apenas podíamos reconocer al gigante que una vez fue nuestro amigo. Y un día, Ernesto perdió el control.
Con un rugido inmenso, rompió las cadenas como si fueran de hilo. Obstruyendo la salida, iba devorando el contenido del garaje. Llantas, una bicicleta, dos escobas, alguna ropa vieja, y una sierra. El público aplaudió mientras seguía comiendo. Cuando se hubo engullido todo el garaje, sus ojos cayeron en nosotros. Fuimos desahuciados.
Aquí estoy, atrapado en el estómago. Mientras mi piel se va disolviendo por el ácido, mis huesos aplastados empujan más lejos en su intestino delgado. Solo ojalá que sea bien digerido.

Primavera del 2008


Selección de textos de estudiantes del curso de escritura creativa de la primavera del 2008:

Marc Palatucci

¡Hostias!
Intérprete del Gran Mudo, embajador de la utopía
Llevo el ritmo con mi varita plateada
Con el cual riego mis adeptos marchitados
Llevo el ritmo con mi turibulo
Péndulo del cual se escurre el humo que nunca me coloca
Sólo me hace estornudar
Mi cuello almidonado nunca me deja mirar hacia abajo
Y por eso no sé qué me espera bajo mis pies
Ni por qué sospecho que mi cuerpo está deshabitado

Palatucci [su apellido significa "portaestandarte" en italiano]

Un portaestandarte mira sobre el prado
Unos tréboles brotan entre sus botas de cuero
Disfrazadas entre las briznas de hierba
Él finge que sus tribulaciones son nobles
Pero su corazón le recuerda
Que las espaldas de sus antepasados
Machacadas por sus propias suelas
Yacen atrás, adoquines en su camino
Y él, bajo un escudo de armas raído,
y tejido de hilos bastos
Llora el hecho de que su alma enclenque
Nunca alcanzará ni descifrará
La magnitud de sus deudas.
Atormentado, él aplasta los tréboles bajo su tacón.

Escena nocturna

El sol huye de la luna cazadora
Escondiéndose bajo el horizonte
Y a ella le da la rabia.
Frustrada, ella aporrea el cielo
Magullándolo
Una sangre negra purpurina sale a la superficie
Tragando las nubes
Hundiendo el azul celeste en la bilis de la pesadumbre

La Diana mocosa, vestida de blanco, hace pucheros en su rincón
Mientras su víctima sangra en silencio
Dejando caer una llovizna de lágrimas
Y cuando la luna se retira por fin
Y el sol mira a hurtadillas para asegurar que ella se ha ido
No levantamos y vemos en las hojas
Una capa de rocío.


Elizabeth Black
La médium de la feria

Con un ritmo fijo las noches pasan sobre mí.
Las norias han parado de girar,
sin maquillaje andan los payasos,
los monos en sus jaulas
se han cansado de bailar.
Deshago mi tienda,
charlo con la misma gente,
compartimos los mismos chistes,
y preveo todo sin echar una mirada
a la plata turbia de mi bola de cristal.

Desaparece la ilusión de la feria
y me siento con una fuerza triste
la monotonía que llena mi cuerpo,
que obliga a que mis huesos se muevan.
Noche tras noche,
Sólo los mapas cambian.

Me duermo.
Pueblo tras pueblo,
Los rostros de los hijos
de los campesinos,
una visión preciosa del pasado,
como un sueño lavado
en el polvo del campo.

Una actriz sin escenario,
una gitana falsa soy yo,
la creadora de ilusiones
con una capa de humo
y una risa espantosa.
Un juego es mi vida,
Un engaño divertido,
mi trabajo.
Y me canso de viajar,
de vivir una vida
que vende mentiras
a los hijos de los campesinos
porque
en los momentos finales de su juventud,
en los momentos primeros de mi vejez,
miran mis tarjetas con interés efímero,
y me olvidan antes de que
aún se hayan ido.

Paloma White

El cuento fantástico

Existió una vez un cuento fantástico. De pequeño los demás cuentos se burlaban de él por ser distinto. Con la adolescencia le crecieron todo tipo de complementos corpóreos inesperados. Por ejemplo, en el medio de su espalda empezaron a salir unas plumitas, que le hicieron sentirse sumamente acomplejado por lo cual adoptó la costumbre compulsiva de arrancárselas, especialmente cuando se sentía inquieto. Esta manía le dejó unos granitos que luego resultarían difíciles de disimular. También le cambió la voz. El tono se hizo místico, y adaptó un deje a menudo nebuloso, de manera que a veces había que descifrar lo que él quería decir. Era un pobre incomprendido. Desarrolló además el molesto tic de entrar y salir involuntariamente de la realidad, como si fuese el objeto de recreación de algún caprichoso ser invisible ejerciendo sobre él su total voluntad. Esto le causaba especial tormento en la escuela, ya que sus tutores lo castigaban cuando de pronto se interrumpía el lógico y predecible progreso de su trama, saliéndose por completo del marco escénico. Al regresar, los otros cuentos, fascinados, le acosaban con sus preguntas: ¿A dónde había ido? ¿Qué otros poderes tenía? ¿Podía hacerles también desaparecer a ellos? Algunos hasta intentaban imitarlo, sin lograr nunca el mismo efecto. La verdad es que él no recordaba nunca su otra realidad. Solo sabía que siempre después de cada ida y venida se notaba un nuevo cambio. Más bien no se daba cuenta, cuando estaba desaparecido, de que estaba siendo convocado a su propia historia. Poquito a poco iba creciendo, acabando por desarrollarse las verdes expresiones de su forma, hasta llegar a un punto de madurez, en el que el ente invisible, estimándolo completado, puso fin a sus apariciones mágicas. Desde aquel entonces ya no más volvió a desparecer de su mundo entre cuentos, siendo irremediablemente fijado al papel.


Eric Hickey

Fotografía
A ella no la conozco.
Yo diría que a su marido tampoco,
pero desinfectó mi herida en vodka,
como yo había hecho con la suya,
cuando nos rebanamos los dedos.
Hermanos de sangre y no recuerdo su nombre

Y ya llevo su mujer en mi bolsillo,
la única foto que llevo.
Planetas en el fondo, foco suave, asqueroso,
la desconocida me cuenta su secreto,
escrito al dorso:
No importa
Que tan lejos estén nuestras vidas
Pero entre más lejos mas te quiero
Tuya por siempre
Gracias, señora, y no le digas nada

Accidente
Lo pone en marcha,
Mira hacía la derecha, hacía la izquierda
El motor gruñe, las ruedas despegan del pavimento
Unos microsegundos, nada mas,
Su coche se casca
Su yema de sangre goteando al hormigón

Encima del témpano de hielo...

Encima del témpano de hielo se clavan los colmillos de mi bota.
Con cada mordisco crujiente me acuerdo de mi abuelo
‘Veinte pulgadas de nieve’ decía ‘y cuesta arriba siempre.’
El aullido congelado me envuelve el cerebro con un par de manitas frías.
‘Sin zapatos,’ juraba, ‘ni siquiera arpillera para hacerme chancletas.’

Ninguna idea de la hora, es el amanecer de melaza.
A estribor trepa el sol, también a babor.
Doy la vuelta completa con la brújula, ubicándome
Orientado hacia el sur, aprendo, desde cualquier ángulo
Yo tirito
y trago
y sigo adelante

Andrea Bakos

El reloj

Dong
El timbre suena y la puerta abre
Veo una sonrisa y una mano
Sus manos muevan con elegancia
Suave y experto
Cocinando, hablando
Miro las manos
Me despido de las manos
Voy a descansar

Dong, dong
La campana toca
Veo negro
Sólo negro
Manos me abrazan
Algunas suaves
Otras con callos rascan mi piel
Busco las elegantes
Están descansando

Dong, dong, dong
el cura y la campanilla
camina delante.
Afuera hace calor
La húmeda asfixia
Mis manos sudan

Dong, dong, dong, dong
La campana del Duomo
La escucho en el taxi
Siento el olor del orégano
El olor ardiente de la pizza
Veo el mapa en mis manos
Las líneas se extienden debajo de mis dedos
Estoy perdida


Dong
El reloj de mi abuela sigue sonando
La madera y el metal
Los números Romanos
Es la una en mi casa
Recuerdo
Las manos

La comida
Los abrazos
La elegancia
Abuela te extraño

Madeleine Witenberg

La Vida de Emilio

Emilio iba a trabajar a la biblioteca cada día. Salía de su casa a las cinco y veinticuatro de la mañana. Caminaba veintiuno minutos en la oscuridad a la estación. Se sentaba debajo del tercer farol y esperaba el tren. Aquí, en los catorce minutos sentado, él comía una manzana roja y cada vez que llegaba al corazón de la manzana, recordaba que alguien le había dicho que las pepitas tienen arsénico. Después de este pensamiento, tragaba cada pepita como una pastilla.
Cuando el tren llegaba, se sentaba en fondo del penúltimo vagón. Nunca había otras personas en el tren y le gustaba el silencio. No sabía mucho sobre sí mismo, pero sabía que le gustaba el silencio.
La biblioteca abría cuando él llegaba y cerraba cuando él salía. Por eso, la biblioteca estaba abierta por más horas que todas las bibliotecas en el área, pero en ese pueblo nadie sabía leer y por eso, él era el único patrón. Cada día tenía la intención de leer los libros pero nunca tenía el tiempo. Tenía que limpiar y ordenar los libros porque a veces niños del pueblo forzaban la entrada y tiraban los libros.
Un día estaba comiendo su manzana cuando una mujer se sentó debajo del segundo farol. Le sonrío a él y después comenzó a leer su libro rojo. Cuando el tren llegó, él fue al mismo vagón como siempre y ella fue al vagón antepenúltimo. La miró durante el viaje y decidió que ella era francesa. Había leído suficientes libros sobre París, y todos describían mujeres como ella. Cuando llegó a la biblioteca, ignoró el desorden y inmediatamente buscó libros de francés. Empezó a aprender. Le gustaba el sentido de las letras en su lengua.
El próximo mañana, él olvidó a comer la manzana y solamente buscó a la mujer francesa. Aunque el tren llegó y ella no, fue al biblioteca contento. Él no sabía mucho francés y ahora tenía más tiempo para practicar. Y él sí practicó, caminando alrededor de los libros, y hablando al aire polvoriento como si fuera el cuerpo de ella. Al principio, susurraba pero eventualmente, su voz llenó la biblioteca.
Cuando ella no vino por dos días, él decidió que ella solamente tomaba el tren un día a la semana. Este pensamiento lo puso muy contento porque tenía muchísimo tiempo para perfeccionar el francés. Y cuando habían pasado dos meses, se puso muy feliz porque decidió que ella regresaría en diez meses--un año después.
Durante el tiempo de espera olvidó tragar las pepitas y salía de la biblioteca temprano para ver películas francesas. Descubrió que no le gustaba el silencio tanto como pensaba antes.
Cinco meses después del primer día que la vio a ella, él estaba sentado esperando el tren leyendo, cuando vio una mujer con un libro rojo. Era ella. Ella le sonrió como antes. Pero el corazón de él le pesaba. No quería hablar con ella, no quería terminar los estudios, no quería regresar a su vida de antes.
Cuando el tren llegó ella fue al vagón antepenúltimo como antes y lo miró al él. Pero Emilio fue a su vagón como siempre y durante el viaje, practicó el francés para impresionar a la mujer de sus sueños.

Rafael Alli-Zavando

Um Mundo Imaginado (Portuñol)

Os dias pasan y as horas voan
con una prisa que desvía mi mente.
Uma idea que a vida cambia,
y cambia,
y segue mudando...
y no da tiempo para pensar ni planear.
y llego a la conclusión
que el mundo gira
sin la menor intención de hacerme feliz,
fazer-me ver o mundo como eu quero ver.

un mundo lindo y fabuloso,
cheio de belezas em cada canto.
un mundo onde a alegría destrói a tristeza
onde a justiça devora a la injusticia.
Um mundo onde o feio no existe,
ni el enojo,
ni la guerra.
Onde a paz es lo más importante
y todo el mundo se quiere.
Onde a diferença no e uma decadencia
y el respeto es la rutina.
Onde no existen los enemigos
ni o inferno ni la violencia.
donde uno dice "disculpa"
en vez de "weón"
cuando alguien lo lleva a pasar.

Este mundo no existe,
es una fantasía,
es un sueño.

¿pero las acciones?
las acciones sí.

Ser a pessoa que perdona,
a que ayuda y agradece,
la que saluda y se despide,
y la que trata de hacer el mundo
un lugar melhor.

Esa es la persona que debería existir.
Uma pessoa leal, humilde, honesta, y cortes.

Muchos viven la vida
día tras día,
mes tras mes,
año tras año,
como si fueran los únicos
en este mundo,
como si sus problemas ainda son
mas terribles que los de otros,
como si su vida fuera la mas importante,
con una arrogancia no necesitada,
y un odio sin razón.

Pero si uno piensa,
la vida dura poco.
Nacemos,
crecemos,
y luego desaparecemos
como si nunca hubiésemos existido.

Como
una gota de
agua que se forma
y luego se junta con
otras para formar
un cuerpo de
agua.
Con
el

tiempo se evapora y ya no existe.

Clara Evangelista Filler

El Pasado Siempre Se Repite

“¡Maldito cabrón!” ella gritaba mientras tiraba un vaso a su cabeza. Se agachó justo a tiempo y el vaso se hizo pedazos contra la puerta. Sabes el tipo de copa, la que tiene el pie delgado y delicado. Un buen vaso para un Martini. Eso era lo que él necesitaba en ese momento. El dio un suspiro de exasperación.
“Tranquila, coño, no fue mi culpa…”
“¡Tu que!? Tu culpa? ¿Ah entonces fue ella quien te violó!?”
Él tenía que calmarse, si no, no iba a ganar esa pelea. No quería que fuera la última vez; su último chance.
“Lo siento, mi amor…es que estaba muy borracho…y mi ex novia apareció. Pero pensaba en ti…todo el tiempo, ¡te lo juro!”
“¡No me digas! No me digas eso por favor. ¿Dónde fue? ¿En nuestra cama?”
“Claro que no. Nunca haría eso.”
“Ay pero cogiste esa puta sin problema… quizás en un baño sucio de un bar, asqueroso! Y me dijiste muchas veces que nunca me engañarías…”
“No puedo cambiar lo que hice, ya lo sé…pero quiero que me perdones. Me arrepiento. No va a pasar nunca más.”
“’Está bien… no puedes cambiar el pasado… pero yo puedo cambiar el futuro. Me voy.” Y con eso ella se fue a través la misma puerta por donde el entró hace pocos minutos. Y el año pasado cuando pasó el mismo problema fue esa puerta también por donde pasó ella cuando volvió la última vez y le dijo que le daría otro chance. Pero antes no llevaba una maleta llena con sus cosas. Esa vez, se acabó la paciencia. La confianza ya se había ido hace mucho tiempo.

Cecilia Lee

día volveré a estar aquí…

día volveré a estar aquí.
Los pechos de mamá,
el placer de tus mordidas,
las recuerdo.
Todo lo que fue
ahora es
simplemente
modernizado.
Lo viejo,
Es lo mismo.

Las alpargatas de mi hijo,
son las suelas de mi amante.
Renacido.
Primer Carlos,
segundo Carlos,
Yo,
el tercer Carlos.
mi-jo:
el Cuarto.
mi-ja:
primer María,
santa puta.
Ya hubo.
No me asombro.
Las arrugas de mi cara,
son los dedos de mi nieto,
las rodillas de José.
Ya me muero.
Yo sé que algún


La disculpa

Si realmente la hubiese querido matar, ¿no les parece que hubiera usado el cuchillo, y no el martillo1? Al mismo tiempo, perdónenme por las inconveniencias, las facturas del hospital, y el miedo que han de tener ahora. Pero no se preocupen, estoy tomando las medicinas y nunca más volverá a pasar2.


1.- Mi padre siempre pensó que ese martillo no servia para nada. Que supuestamente no tenía un buen balance entre la cabeza y el cuerpo. Yo nunca sabía cuando estaba hablando de objetos o de mamá. Un personaje muy peculiar, mi padre…
2.- Mi padre me dijo que nunca más volverá a pasar, pero él también fue el que me aconsejó que agarrara el martillo, por más que él insistía que no era su herramienta favorita. Las medicinas me hacen sentir rara, por eso solamente las tomé una vez.