Un blog de creación en español

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Sunday, May 20, 2012

Ficción y no ficción, primavera 2012: Brit Lippman


El Timekeeper

            A la altura de 4 pies él ve el mundo.  La ciudad de Nueva York se eleva por encima de él, pero no lo domina; de su cuerpo en miniatura una gran presencia resuena, y nadie esperaría la voz inmensa que emana de su boca y llena las aceras alrededor del parque. Su vida personal es un misterio—todos lo reconocen, pero nadie lo conocen. Algunos dicen que trabajaba por la universidad hace muchos años, hasta un día se volvió loco. Otros piensan que es un espía. Su residencia es desconocido, pero una cosa es cierta—no es un hombre sin hogar. La evidencia es clara: en Nueva York, los sin techo deambulan por las calles, y a menudo parecen perdidos, desolados, sin propósito. El Timekeeper, no—su propósito es claro (es evidente en su nombre), y El Parque de Washington Square disfruta su reinado benévolo (la mayoría del tiempo). Camina por University Place como si fuera suyo y tiene un doble papel:  es guardia de tráfico y también el reloj más confiable.  Con sus dulces reprimendas—en la forma de gritos urgentes—les recuerda a todos que no deben llegar tarde a las clases, e inculca en ellos un sentimientos de culpa de la misma manera en que lo hacen los padres. Cuando no está trabajando, se relaja en un banco como si fuera el sofa de su sala con un paquete de pasteles de Little Debbie-- su merienda favorita. Mira a los estudiantes y saluda con la cabeza cuando alguien pasa por su banco.  El Timekeeper es la figura familiar del barrio—un poco estrafalario pero siempre agradable.
            Los estudiantes de NYU no tienen un campus típico, pero un sentido de unidad se forma en presencia del Timekeeper, la mascota de NYU mucho más influyente que el Bobcat, y por cierto más divertido. Se espera que la desaparición del Timekeepr señale la caída de la puntualidad y la vivacidad de la población universitaria. Por lo general, él está muy ocupado para conversar por mucho tiempo, pero de vez en cuando, si tienes suerte, acepta una entrevista. 

Thursday, May 17, 2012

Ficción y no ficción, primavera 2012

Los cursos de ficción y no ficción suelen ser complicados empezando por el título. Tan arduo es discernir la línea que divide la ficción de la no ficción como separar la verdad de la mentira.  Resuelvo el asunto tratándolas como convenciones: se puede mentir en unas memorias como mismo se puede relatar con toda la fidelidad posible hechos reales en una obra de ficción. Lo que cambia y decide son las expectativas creadas y la lealtad con que el autor se atenga al pacto con el lector. No mentir a sabiendas en la no ficción, mezclar datos ciertos con la más pura imaginación en los relatos ficticios con tal de que funcionen. Creo que los estudiantes de este año lo han entendido.



En la foto de izquierda a derecha: Peter, Abhi, Jessica, Chistopher, Holly, Amanda, Britt, Cristal y Kathryn. 

Ficción y no ficción, primavera 2012: Jessica Jiménez


Calidoscopio Rojo
            Hoy encontré tu bolsa. Roja. Te gusta ser notada. Tu personalidad brilla entre la multitud de negros, grises, blancos y azules reales de invierno. Michael Kors. Piel. Que diseñadora. Te gustan las marcas que llevan las famosas. Las anhelas, ruegas, y te la compran porque no soportan tu carácter. Mimada. Fuego contenido. Eres joven.
            Eres lista, pero no tan higiénica como para cargar con un cepillo de dientes. ¿Por qué lo tienes en tu bolsa? Delineador de ojos de M.A.C. negro, máscara de Maybeline negra, Colorete de NARS, bálsamo de labio Carmex con sabor a cereza. Simple. No tienes pasta de dientes. Eres nómada. Tienes un apartamento. En el West Village (¿o es que vives downtown con los financieros?). Pero casi nunca estás allí. Prefieres desfilar por camas frías y lejanas. No te gusta traer las aventuras a casa; no son tuyas si no habitan contigo.
            Peine. Tienes pelo como miel, con dimensiones complejas de ámbar. Lustre. Espejo. Eres demasiado auto-consciente; no usas mucho maquillaje. Perfume. Romance de Ralph Lauren. Prácticamente vacío. Conoces el efecto que tienes sobre los hombres, pero no te lo crees tú misma. El Immoralista. Gide. Estudiante.
            Panties de encaje. Negros. Pequeños (aunque pueden ser medianos...no confirmo la etiqueta). ¿A quien se los vas a mostrar? ¿Para cuál conquista? ¿Cuál batalla? La de esta mañana en el deli, por la cual no pagaste el café o esos croissants medios tostados que te encantan? ¿O ese que siempre te acompaña a clase con el pretexto de conversación profunda, pero solamente coquetea torpemente? ¿Tu profesor? ¿O ese que esperas en la esquina más profunda de esa barra pequeñita de Apothacary?
            Recibos de Restaurantes. Casi siempre ordenas ensalada para el almuerzo y un bistec casi crudo para la cena. Depredadora. Saludable. No cocinas. Espera. Recibo de Whole Foods. Todo orgánico. Sí cocinas. Pero solo cuando estas en casa. Menuda. Pretendes ser adulta, pero tienes una bolsita llena de chocolates, caramelos y chicles, y una revista People; alma de adolescente.
            No hay una cartera de bolsillo. Quizás la tenias en la mano cuando, despistada y borracha, te olvidaste de tu bolsa esa noche. O tuviste una emergencia. Pero de un bolsillo chiquitico, y con mucha dificultad, saco una tarjeta. Tu nombre, escrito en tu tarjeta de seguro social (que no debes cargar contigo, pero corres el riesgo...quieres perderla...no pertenecer a nada): Alana Haze. Nombre perfecto. Tu nombre.
            Tengo que conocerte. Busco esas curvas y simetrías exactas que te delinean entre las paginas del directorio telefónico en el internet. Solamente una Alana Haze en toda la ciudad. Pues, ¿cómo pueden haber más como tú? 846-637-9361. Te llamo. Oigo la voz robótica de tu contestador. Encontré tu bolsa. Te dejo mi dirección.
            Te espero.
            Oigo el timbre.
-Sí?
Hola, me llamo Alana Haze. Alguien me dejo un mensa...
            Presiono el botón para que subas.
            Pero, tengo dudas. Tu voz no tiene ese timbre juvenil, esa dulzura irresistible que utilizan las jóvenes cuando le hablan a sus padres. No. Suenas agotada. Tu voz como un murmullo, bajo, enronquecido.
            Abro la puerta una pestaña. Tus pasos resuenan por los tacones que debes de estar usando.
            Todavía no te veo. Solamente una sombra marca tu presencia.
            Lentamente asciendes. El punto de tu cabeza se nota entre las barras de hierro. Castaño mate. Dos pasos más. Ojos marrones, coloreados con una sombra verde y ostentosa. Alta. Amazónica de mediana edad.
            Me equivoqué. No eres tú. Antes de que termines de ascender, antes de que veas el voyeur, te cierro la puerta.
            Me equivoqué.
            Empieza a tocar la puerta. Me quedo sentado. Mudo. Me grita que le abra, que tengo su bolsa. Que va a llamar a la policía. 
            Que la llame. Esta no es su bolsa. Es la tuya.
            La amazona destrozada cesa su gritería. Oigo que baja las escaleras.
            Me quedo sentado. Esperándote.

Ficción y no ficción, primavera 2012: Abhi Kanakadandila


Declaración
            En esta vida, me lamento de cada aspecto de mi vida. Me lamento de la calidad de la educación, del hecho que no he llamado a mi abuelita en tres meses, de la forma de mi cuerpo, la salud, y los días que paso con los ojos abiertos mientras lamento mi falta de impacto positivo en el mundo. A pesar de todo esto, hay un lamento que aumenta en significado cada día, especialmente mientras me acerco al matrimonio. Lamento mi punto de vista sobre las mujeres. Toda la vida, siempre he pensado que todas las mujeres eran iguales. Debido a las discusiones recientes con mi novia, ahora me doy cuenta de que es falso. En un esfuerzo de pura reflexión, quiero entender la belleza de cada tipo de mujer que he encontrado en esta ciudad.
El Estudiante
            Esta mujer tiene algo por alcanzar. Pasa noches a solas en la biblioteca estudiando en la biología, lenguaje, filosofía–sin parar. Cada una entiende que esta universidad, una de las más prestigiosas del mundo, no es un lugar para divertirse. Para ellas, esta institución es un vehículo a la puerta del éxito. Por eso, no tienen razón para explorar afuera de las paredes enormes de la biblioteca ni en los confines de su dormitorio. Sus amigos son Sylvia Plath y Jane Austen, no les apetece Gossip Girl y no tienen tiempo para un novio. Para ellas el amor es un tema sobre el que escribir, no desean hallarlo en la vida real. Cuando te veo en la biblioteca, que sepas que te entiendo.
La Parrandera
            Para mí, ella es la persona más fascinante de la ciudad. Las noches que terminan con la madrugada y una pista de sol, la decisión de tomar vodka en vez de agua y el olvido de asistir a la iglesia. Cada noche se sientan en el mismo rincón de un club diferente en el mismo distrito situado en el lado oeste de la ciudad. Al principio, creía que ellas vivían para ser envidiadas y que su única consideración en la vida eran los planes de la noche siguiente. En realidad, pasan las noches pensando en una alternativa. Ellas no quieren divertirse cada segundo de la noche hasta la madrugada. Es obvio a través de un análisis de sus ojos durante el día–negros y agotados. Si tuviera una opción, estarían en cama con un hombre dulce. No creen que puedan, y por eso no tratan cambiar su vida. Cuando te veo en el club, que sepas que te entiendo.
La Novia
            Perfecta.

Para vivir con la verdad, es imprescindible que aprendan que la vida está llena de individualismo. Durante la niñez, hay tantas personas que nos aseguran que “cada mujer es...” o “cada hombre actúa como...” Esta perspectiva funciona bien para un niñito; como adulto no tiene sentido. Si quieren entender el mundo como yo, le insisto en que se quiten esta idea horrible y hagan categorías de individuales. Es un ejercicio que sirve no solamente para beneficiar a los demás, sino también para hallar la paz interior.

Ficción y no ficción, primavera 2012: Peter Lesser


La calidez de las noches frías

            No hay ningún taxi a la vista. Estoy parado en la esquina, nieve ligera cae sobre mis hombros. Pienso que ella está seria esta vez. Ella estaba tan enfadada, y ahora, mientras miro la nieve caer y las ventanas del bar, donde está cálido, la veo en los brazos de otro hombre. Yo no debería haber tomado tanto, y no debería haber dicho la verdad. Pero me he estado sintiendo así por un rato, así que tal vez sea una cosa buena. Un taxi se detiene. Tengo una última mirada a la calidez de la luz dentro del bar y a su sonrisa, y entro en el taxi oscuro.
            Estábamos juntos en el bar. Tomé mi séptimo u octavo whiskey y me dijo algo. Algo pequeño que en la superficie parecía normal, sin embargo sus verdaderas intenciones eran insultarme. Así que le dije que me habría acostado con su mejor amiga, la que estaba detrás de ella, la noche anterior. Me tiró su cerveza a la cara y me dijo que me quedara con mi puta, quien ya está en el taxi conmigo. Pasamos semáforo tras de semáforo. Entonces le digo al conductor que pare. Salgo a la nieve y empiezo a caminar hacia el bar. La otra mujer se quedó en el taxi. Mejor.
            Paso por los cafés, restaurantes y apartamentos que están iluminando las calles frías con luz cálida. Mientras veo a parejas felices, pienso en los años que he pasado con ella, todas las peleas, el viaje a Londres y a París, la primera vez que la conocí y las noches en mi apartamento, cálidas y felices. Mientras estos pensamientos corren por mi cabeza, comienzo a correr también. Corro hacia la luz del bar que dejé hace diez minutos, por el montón de luces que se reflejan en la nieve que ya está dura e implacable, hacia la calidez de ella.

Monday, May 14, 2012

Primavera 2012: Taller de Escritura Creativa en español

Como cada semestre mis estudiantes del curso de escritura creativa insisten en que los hago trabajar demasiado, en que temen no ser lo suficientemente creativos. Como cada semestre consiguen sorprenderme. Y sospecho que hasta logran sorprenderse a ellos mismos que es -según mi experiencia- el momento más placentero de todo acto de creación. Abajo sus textos favoritos:

Primavera 2012: Kristy Lin

Los botones


Algunos días mi abuela no trataba de suicidarse pero el resto yo deseaba que ella lo hiciera. El lunes, el martes pero no el miércoles día de su telenovela; el jueves, el viernes, el sábado (pero no el domingo, el día de descanso). ¡No se preocupen por mí, adiós para siempre! Ella lloraba, a las 2:00 pm, todos los días como si fuera la primera vez. Arañaba la ventana vendada con cinta aislante con las uñas de color carmesí, siempre picadas, la bata raída, siempre detrás, ensayaba el final de una obra de teatro cuyo principio nunca vimos. Mi madre la sacaba de la cornisa, sin apartar la vista de su revista de moda y mientras la distraía con una taza de té y un tranquilizante. A las 2:15 de la tarde iba a darle una serenata al retrato de mi abuelo colgado en la pared de su habitación bailando un vals en círculos mientras la radio sollozaba una ópera tras otra, mientras que nuestro gato se sentaba en el vano, a juzgar.

Era una mujer mediocre, mi abuela. Nunca fue excepcionalmente horrible o extraordinaria, simplemente era. Un ama de casa con un gusto impecable en abrigos de lana y detergentes. Naturalmente, todos sus hijos se mudaron muy lejos, no por odio sino por falta de vínculo, cargando a mi madre con su madre, el destino inevitable de la hija mayor. A mi madre no parecía importarle, excepto por las arrugas bajo los ojos en esos días en que sólo quería leer su revista de moda. Ella simplemente decía que esto era sólo la manera en que la abuela se expresaba. Como resultado la mayoría de los días después de la escuela asistía a la escenificación de los suicidios frustrados de mi abuela. Sin darme cuenta de lo morboso del asunto pero consciente de su singularidad, por alguna razón nunca pude hablar ni moverme, sólo mirar mientras el llanto comenzaba.

Hasta un martes que estaba en silencio. Eran las 2:05 de la tarde y ella estaba todavía ocupada consigo misma. Demasiado feliz, demasiado tranquila. Pero no nos importaba, por fin mi madre podía leer en paz un artículo completo sobre cremas para los ojos. Miré a mi abuela a los ojos y ella me sonrió con picardía. Ven aquí, me indicó con la cabeza y las uñas de color carmesí. Y yo la seguí a su dormitorio. Ella ya estaba hurgando debajo de su cama, y reveló una vieja lata de galletas de té, con olor a canela y pelusa y que traqueteaba musicalmente. Abrió la tapa y para deleite de mis ocho años, apareció un montón de botones de diferentes formas y sabores. Verde, rosa, oro: los había con un agujero, dos agujeros, cuatro agujeros.

Ella comenzó a transferir puñados de la preciosa carga a mis manos y bolsillos, varios cayeron en el proceso y chocaron sordamente contra el piso de madera. ¿Puedes guardarme esto?, me susurró, sus iris nublados en medio de un blanco amarillento. Asentí con la cabeza. ¿Usted se compromete por el alma de su madre que va a cuidar de ellos como si fueran su primogénito? Sí. Satisfecha, continuó la transferencia. Hum, ¿puedo usar la caja para llevarlas? No, usted no está listo para eso. Ok.

Yo terminé de contar y salí de mi cuarto y di un paso sobre algo duro, plano y redondo. Otro botón. Y otro. Y otro ... un rastro de trozos de arco iris que llevaba al cuarto de baño.

Yo abrí la puerta, a la derecha encontré su bata de baño cuidadosamente doblada, su lápiz de labios, su esmalte de uñas, todo delicadamente colocado en fila en el lavabo como en un santuario. Y a la izquierda, allí estaba ella durmiendo sin aliento en la bañera de porcelana blanca, el ataúd más limpio que jamás existió.

Primavera 2012: Chris Howmiller

La colina

Hace muchos años, un poquito después del nacimiento de la tierra, el mundo era un lugar muy diferente de lo que conocemos hoy. Los dioses estaban preparándola para introducir los animales y eventualmente los humanos. Aunque los dioses eran muy poderosos, también eran jovenes. Sabían que necesitaban practicar la gestión de las personas.


Pero no querían “practicar” con humanos, porque los dioses todavía no estaban seguros de cómo serían sus actitudes. Por eso, decidieron dar personalidades a las características del mundo: a todos los mares, árboles. valles y colinas. Los dioses sabían al tiempo que era arriesgado, pero tenían mucha confianza en sus poderes y por eso decidieron tratar su experimento.

No es una tarea facil crear personalidades para una comunidad. Por cierto, los dioses no podían predecir el asunto de trabajo estaban creando para sis mismos.

En el momento después de imbuir los partes de la tierra con la fuerza de vida, los dioses cometieron gran error, pero a casualidad de su juventud, no lo reconocieron immediatamente. Viendo el mundo desde el cielo, los dioses se olvidaron hacer todos los partes de la tierra iguales. De esta distancía, todo parecía casí lo igual, pero tan pronto descubrirían que no era así.

Vale explicar que en esta estapa temprana del mundo, todavía no habían montañas; sólo existían las colinas, porque hoy sabemos que las montañas necisitan tiempo para crecer. Tristemente, las colinas no tenían la paciencia de esperar.

El día segundo de este experimento, la colina más grande le pidió ayuda a los dioses.

“¿Cómo podemos ayudarte, Colina?”

“No es justo. Soy muy pequeña.”

“Pero eres la colina más grande del mundo: puedes ver toda la tierra que te rodea.”

“Sí, es verdad, pero al otro lado está el mar, que es mucho más grande que yo.”

“Sí, Colina, sabemos, pero el papel del mar es muy diferente al tuyo.”

“¡Malditas sean los papeles! El mar hace chistes de mi por mi tamaño. Quiero ser enorme también para que seamos iguales.”

“Cuidado, Colina, la carga de ser tan grande como el mar es pésimo de llevar.”

“La única cosa que es pésima es tu noción de la justicía.”

“Debes pensar en como hablas a los dioses. Aunque te vamos a ayudar esta vez, no siempre será así si no nos respetas.”

“Lo siento. Pero no cambia me situación – necesito ser más grande ahorita. Por favor, ayúdame.”

“Como quieras, pero no debes quejarte luego.”

Los dioses hicieron más grande todas las colinas del mundo – más y más grandes hasta que eran mucho más alta que los árboles, y podían ver toda la tierra. Un día cuando la colina pensaba que casí ha ganado el respeto del mar, todo se volvió mal.

“Hola, Colina, te ves tan pequeña hoy.”

“Dios mio, Mar, nunca me dejes en paz.”

“¿Cómo te puedo dar en paz? Eres un grano en la cara del mundo.”

“¡No me hables así! No tengo que escuchar tus tonterías.”

“Actualmente, sí, tienes que escucharme porque yo cubro setenta por ciento del mundo; no me puedes escapar.”

“Nunca he hecho nada a ti, ¿Porque me torturas así?”

“No sé, es un privilegio de ser lo más grande en el mundo. Fíjate, no puedes hacer nada para escapar de mis bromas, y así es porque lo creo tan cómico.”

La colina empieza a llorar.

“¡Jajajaja, mira a la pequeña niña – no puede tomar una broma! Jajaja…”

“…Por favor, déjame en paz… No quiero sufrir así por toda mi vida.”

“Pues.. Quizás te debes mover.. Ah.. ¡Pero no puedes! ¡Jajajaja!”

La colina no podía soportarlo más, y por eso, vino una vez más a los dioses para conseguir su ayuda.

“¡No puedo sufrir esta maldición más!”

“¿Qué necesitas ahora, Colina?”

“¡El mar no me deja en paz. Ahora que soy grande, el me dice que él es todavía más grande que yo!”

“Es verdad, el mar tendrá que mantener mucha vida en el futuro. ¿Has tratado ignorando los chistes del mar? No valen nada si lo permites.”

“Pero soy muy sensitiva y vana. No lo puedo.”

“Bien.. Te vamos a ayudar, pero no puedes regresar después. Te hemos advertido.”

A pesar de las advertencias de los dioses, la colina todavía quería ser más grande. Por una razón o otra, estaba ciega por su deseo de ser única y destinta por su tamaño, y nadie le podía convencer de otra manera.

Las nuevas colinas eran más altas que todo en el mundo, pero algo muy raro empezó con su creación. Año tras año, los árboles se alejaban de las cimas de estas colinas enormes. Además, cuando los dioses introdujeron los animales y humanos, estas criaturas no querían vivir en las colinas afuera del mundo y por eso se mudaron de las colinas. Poco a poco, toda la vida empezaba salir de las altas de las colinas y sus cimas llegaron a ser lugares muy bellas, pero tranquilos y solitarios.

La colina ha recibido su deseo, pero al mismo tiempo ha creado un problema nueva. No tenía sus amigos de antes, no podía conversar con los animales del bosque o hablar con los nubes mientras pasaban. De su nueva altura, sólo podía mirar hacia abajo al mundo, deseando por la vida simple que haya tenido.”

Desperado en su soledad, la colina fue una vez más a los dioses para pedirles ayuda. Él sabía que los dioses le han advertido, pero no tenía otra opción.

“¿Qué pasa ahora, Colina?”

“Es que estoy muy solitaria, las otras formas de vida no quieren pasar su tiempo conmigo.”

“Sí, es muy solitario en las cimas de las montañas. Te hemos advertido que serían consequencias, pero no nos escuchaste.”

“¿Montañas? ¿Qué es esa mierda?”

“Eres tú.”

“Pero nunca quise ser una montaña, sólo la colina más grande del mundo. ¡Me has engañado!”

“Y ahora eres. No te vamos a ayudar. Lloramos por tu tristeza, pero no te podemos ayudar más. Tienes que vivir con sus decisiones, buenas o malas.”

Aunque crecen un poquito cada día, como la colina originalmente quería, también llegan más y más lejos del resto del mundo. La cruel ironía de la avaricia de la colina ha cambiado el mundo para el resto de la eternidad.

Hoy en día, los dioses lloran por las montañas para mostrar su compasión. Pero la colina todavía no ha hecho sus paces con este engaño, diciendo que nunca perdonará a los dioses por la pena de su vida.

En protesta, las montañas hielan todas las lágrimas de los dioses para guardarlas, atrapadas en las cimas de las montañas.

Primavera 2012: Alex Merritt

Siempre préstale atención a las etiquetas de advertencia


Como todos los jóvenes, Tyler necesitaba la cafeína para hacer algo en su vida diaria. Esta adicción empeoró con el advenimiento de las bebidas energizantes, de todas formas, la cantidad de cafeína que bebía cada día no sorprendía a nadie. Un domingo en abril que no habría tenido ninguna significancia aparte de esto, compró un paquete de seis bebidas energizantes de una marca desconocida. Vio su etiqueta de advertencia: Deséchala inmediatamente si la botella está abierta por más de tres días. Le parecía extraña, y rió. ¿Qué es lo peor que me podría pasar? se preguntó, y nunca volvió a pensar en esta advertencia.

Cada botella contenía dos porciones, pero solamente las bebía una por una. y por eso solía devolver los restos a la nevera. Un día, como siempre había hecho antes, agarró una botella media llena sin mirarla, y acabó sus contenidos.

En ese momento había dos cosas de las que era inconsciente. Primero, esta botella había sido abierto hacía cuatro días. Segundo, la combinación del ácido gástrico y una bebida energizante de esta marca que se ha oxidado por más de setenta y dos horas se convierte en una sustancia química que es idéntica a una feromona potente de murciélago.

De repente oyó un chillido cuya intensidad creció hasta que abrumó sus oídos. El piso bajo sus piernas tembló con más furia que un volcán. Un enjambre de treinta y uno mil cuatrocientos noventa y dos murciélagos hizo añicos las ventanas y luego las puertas y paredes de su apartamento y lo arrastró hacia el cielo. Nadie supo de él nunca más.

No seas temerario. Siempre préstale atención a las etiquetas de advertencia.

Friday, May 11, 2012

Primavera 2012: Johnny Gall

Caer


Siempre vomitaba. Por los nervios. Porque no importaba cuantas veces lo hubiera hecho, cuando él sabía que en unos minutos iba a caer desde el cielo, vomitaba. Y cuando terminaba, saltaba del avión y todo estaba O.K..

Después de vomitar.

El siquiatra recomendó que él se lanzara en paracaídas por su miedo a perder el control. Seguía haciéndolo porque era lo más cercano a volar que él podía alcanzar. Y siempre había querido volar.

Por eso, tres veces por año, saltaba de un avión. Primero miraba al paracaídas. Minuciosamente. Y entonces vomitaba en una bolsa. Y saltaba, miraba las montañas y el mar en la distancia. Y cuando estaba en tierra, vomitaba otra vez.

Pagaba bien, y por eso, el piloto nunca le dio problemas a la hora de revisar el paracaídas o de vomitar en el avión.

Cada vez que una persona se lanza en paracaídas, firma un contrato. Se dice que se entiende que, aunque todo es seguro, siempre hay una posibilidad de que algo salga mal. Que haya un agujero en el paracaídas (una vez de cada 1076). Que el paracaídas no se abra (una vez de cada 543) O que todo funcionara bien, pero el aterrizaje fuera demasiado violento (una vez de cada 26, 825).

Él lo sabía: había firmado muchas veces. Pero, este es el tipo de estadísticas que a veces asegura un desastre. Y por eso, por supuesto, un día, revisó el paracaídas, vomitó y saltó del avión. Sin equipo.

Y cerró sus ojos, esperando por el momento en que aterrizara, más violento de lo normal, contando sus segundos de vida.

Y nada pasó. Pues, caía pero nunca del todo. Cada vez que iba a chocar contra la tierra, cerraba sus ojos, y cuando los abría, ya estaba más alto, cayendo desde cielo otra vez.

Y seguía, para siempre, cayendo del cielo, mirando las montañas de África, los ríos de Europa, los desiertos de Norteamérica, hasta el fin del mundo.

Y de vez en cuando, un niño, mirando al hombre caer desde el cielo más y más rápido, le lanzaba un pedazo de pan, o un poquito de arroz. Y lo comía con mucha hambre.

Pero siempre lo vomitaba.

Primavera 2012: Cody Lipton

Así es la vida


Esta es la historia de una desaparición. Toda la gente en esta ciudad conoce a alguien que ha desaparecido. Pero no te preocupes. No quiero que te pongas triste. Así es la vida aquí. Voy a contarte mi experiencia, pero te juro que no es diferente a la de toda la gente en esta ciudad. Confía en mí.

Hace tiempo, vivía con mis amigos en un apartamento muy lindo, cerca del parque. Teníamos muchos amigos que vivían en nuestro piso, y uno se llamaba Raúl. Cada sábado, salíamos como un grupo de amigos, y nos divertíamos siempre. Algunas veces, discutíamos nuestros secretos, y nos hicimos buenos amigos. Cuando caminábamos por las calles, sólo veíamos a personas caminando como nosotros, y cuando entrábamos en el parque durante la puesta del sol, no había nadie allí. Sólo podíamos ver las ardillas. Era muy tranquilo.

Pero siempre oíamos que había personas que desaparecían, y la gente nos lo decía de una manera muy indiferente. Y no pensábamos mucho en esto hasta un día cuando mi amiga de Wisconsin, Angélica, me visitó. Y como habíamos hecho muchas veces antes, entramos en el parque y sólo ví las ardillas como siempre. Pero ella se quedó inmóvil. Estaba de pie, horrorizada. Le pregunté por qué estaba así, pero no podía hablar.

Después de un rato, ella me dijo que nunca había visto tanto sufrimiento como vio en ese parque en ese momento. Yo no podía entender por qué me dijo esto, y me explicó que había mucha gente sin hogar durmiendo en el parque. Yo no la podía ver. Creía que ella estaba loca. Yo sólo veía las ardillas.

Tal vez ella había visto a los desparecidos. Pero se integraban tan bellamente con los bancos era imposible verlos. No me importaba, de todas formas, porque así es la vida aquí. Estas personas habían desparecido. No importan.

Y un día, desapareció Raúl. Pero, así es la vida aquí. Tal vez si Angélica vuelve, lo pueda encontrar. No me importa. No lo puedo ver como todos los que viven aquí. Tal vez esté con las ardillas. No me importa.

Primavera 2012: Aaron Kransdorf

Llama



Llama, llama negra de rabia,

cuéntame lo que ganas.


Llama burbujeando emociones frías,

lanzas tu tormenta.


Llama tormentosa y venenosa,

congelas el mundo con tus suspiros.


Llama, llama negra de rabia,

que lo que ganes no me concilie.

Primavera 2012: Rachel Harrison

El sol




Sale, y se pone… sale, y se pone…


Y los hombres tachan los días.

Tachan las listas de quehaceres.

Tachan los cumpleaños, los aniversarios, los recitales de los hijos.

Los usan para marcar el tiempo.


Sale, y se pone… sale, y se pone…

Marcan las alturas contra la pared,

Y los miran crecer.

Dos pies, tres pies, cuatro, y cinco.

Los usan para mostrar el desarrollo.



Sale, y se pone… sale, y se pone…

Centran en los ayeres, las mañanas.

Pero se le olvidan del presente y de la luz de hoy.

Con un chasquido de los dedos, un año ha pasado.

El tiempo pasa como agua entre los dedos.

Y todo lo que tienen para capturarlo son tachas y marcas.

Tachas en las listas y marcas contra la pared.

Primavera 2012: Lucy Braid

La Serpiente de Bronce




Enrollada en mi muñeca delicada

Yace una banda de carne metálica



Una serpiente ha hecho un hogar en mi antebrazo



Creada por las manos de una madre joven

Mi tesoro ha viajado desde el sol africano



Ella se desliza en un círculo

Y se agarra a mi cálido piel



Fue dada a luz frente mis ojos

En una choza de barro



Sus escamas son disparejas

Como copos de nieve bronceada



Su cola se enrosca en una bola apretada

Sus imperfecciones no se ocultan



Cada vez que miro mi muñeca de oro

Veo a mi amiga rodeándome con la fuerza de su cuerpo



Sus imperfecciones la hacen perfecta

Sus imperfecciones la hacen mía

Primavera 2012: Joanna Menillo


Sueño



La luna brilla

sobre los árboles.

Mi cuerpo yace encima

de la manta,

y me convierto en uno,

uno con los elementos.

Oigo una voz en la distancia

luchando con las hojas;

cierro los ojos;

me enfoco en los sonidos.



El viento sopla a través

de las ventanas de la nariz.

Ese olor familiar;

se mezcla con el viento tibio

creando un perfume dulce;

me siento cómoda.



Siento un toque,

suave, sensual, sensacional.

Se pone la piel de gallina

arrastrándose arriba,

arriba de mi cuerpo

hasta que me dé cuenta,

de que eres tú.



Tus labios rozan

los míos

y gozo tu beso efímero.

Abro mis ojos para

encontrar tu abrazo

pero ya me dejaste.

Primavera 2012: Margot Louthan

La playa

El mar es como un espejo para el sol

Cuando desciende bajo el horizonte,

La brisa suave aumenta prontamente

Bajo los nubes durante el arrebol.



Desde hace seis horas tengo control

De las olas que ando graciosamente;

Cada vez espero pacientemente

Por la ola que es tan alto como un árbol.



En cada verano el sol se queda por

Más horas en el cielo; así me encanta

Que tenga más tiempo con la luz y ardor.



Ahora el cielo es una oscura manta,

Y me obligo a irme, pero sé que el color

Viene cuando mañana se presenta.