Tiritas
Me estoy duchando y noto algo raro en el pie. Miro abajo. Es una tirita. Que fuerte es el pegamento de la tirita. Se moja, la pisotean, y no se cae, no se rompe. Como los lazos de familia, ¿verdad? Así son. Las tiritas. Y las familias. Es raro pensar en todo lo que una persona puede pasar con solo 20 años. Pero la tirita es muy fuerte. Y yo también.
La pregunta que siempre se repite es: ¿de dónde eres? ¿Qué aspiras ser? Y la peor de todas ¿Quién eres? Y me dan ganas de responder ¡y yo qué sé! Nacida en Barcelona, el 26 de febrero de 2001. Madre brasileña, padre canario (si digo que es español se enfada), ambos con veinte años. Siempre dividida entre papi y mami, ella tenía dinero y amor y él protección y cariño. Era la combinación perfecta. El famoso divorcio ocurrió cuando tenía cuatro años. Pero no me marcó tanto. La vida sigue. Gente desconocida entraba y salía de mi vida. Eran “amigos” o “amigas” que se quedaban a dormir. Y así hasta los 9 años.
Bajando por la calle Muntaner, me dice mi madre:
-Me quiero ir de España, quiero que vivamos en Brasil.
Ese día mi infancia terminó. Juicio, peleas, embarazo, hermanas, dolor. Mucho dolor. Pelean por mi, y no me ven. No ven que lloro por las noches. Me manipulan. Soy frágil y vulnerable. Me lo creo todo. Lo que el juez dice se hace. Y ya estoy en el avión de camino a Brasil. Sin padre ni hermanas que me acompañen. La división del yo queda clara. Mitad brasileña, mitad española y al mismo tiempo desterrada.
Quería tener un reloj con todas las horas que he pasado en el avión. Creo que he perdido años de mi vida. Yendo y volviendo. Estando, sin estar. Las despedidas eran parte de mi. Los ojos me ardían cuando veía a una familia convencional. Donde padres y madres conviven y aman
simultáneamente. Las tiritas del corazón son las más resistentes. Aguantan toda una vida, porque nunca paras de sangrar.
La próxima vez que me pregunten quién soy. Responderé: una tirita.
El arte de ser victimista
Adivina, adivinanza. No te diré quién soy ni lo que hago, pero si lo entiendes, siento informarte que tú, amigo/a, también lo haces. Los "manipuladores" nos pueden llegar a llamar, aquellos inconscientes que no entienden lo que hemos sufrido para estar donde estamos. Muchos creen que es el síndrome de ser hijo o hija única, pero nosotros sabemos que es necesario ser así para conseguir lo que queremos. ¿Cómo osa alguien decirnos que no? ¿Es que no saben que lo que pedimos es necesario y esencial? Sea maquillaje, un viaje, un bolso. En ese momento lo que estamos pidiendo es esencial para sobrevivir. Sí, sí la gente ya ha pasado por cosas peores, pero y a mí que ¿Es que por acaso no me quieres? No querías que fuera parte de tu vida, ¿verdad? Porque si me quisieses aunque fuera solo un poquito, me lo darías. Y ahora! Porque lo quiero ya! Y así es como lo logramos.
El problema está cuando te encuentras a alguien que te conoce de hace mucho tiempo, y se ha memorizado tus estrategias. Ahí es donde la cosa se pone complicada, donde tenemos que mostrar nuestros verdaderos dones en este arte. Aquí van algunos tópicos que deberías usar: el pasado, la mala suerte, amor o la falta de amor, el destino, las circunstancias, los genes, las emociones, el futuro, la realidad, las injusticias, los problemas, las malas experiencias, los fracasos, los errores pasados, las malas decisiones, y mi preferido: culpar a los demás. Si te encuentras con alguien que ya no cae en tu juego, trata de jugar con estos tópicos, varía entre ellos, haz que cada vez sea diferente y caerán ante ti sin duda.
Edipo Rey no se equivocó al haber ignorado la profecía del oráculo. Fue todo culpa de la madre que lo sedujo. Ah pobre Edipo! Ciego y desterrado, se queda, por algo que nunca fue su culpa. Si hubiese sabido usar nuestro arte nunca le hubiese pasado.
Pensamos en la memoria como un almacén. Un almacén muy grande, donde apenas las cosas que nos convienen se pueden ver. Aquellos sentimientos de culpa los guardamos. El objetivo es hacer que el otro se sienta culpable. Traumas de infancia solo son recordados cuando es conveniente, funciona mucho con los padres, créeme. Estar incómodo, y asumir aquellos "errores" no es para nosotros. Nosotros, sí nos gestionamos eficazmente desde un punto de vista emocional, porque a pesar de todo lo que hemos sufrido, todo lo que hemos sobrevivido seguimos aquí aguantando y por ese motivo se nos debe permitir todo lo que deseamos.
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