Un blog de creación en español

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Monday, May 11, 2009

Francine Barry

BOOM. El ruido alarmante despertó a Juan. Sorprendido y todavía medio dormido, él se sentó en su cama. Él pudo oír pasos en el pasillo y después el ruido de la puerta chirriante del armario abrirse y cerrarse. ¿Fue solamente un sueño? Esa fue la única explicación lógica, porque Juan había vivido solo cuatro años, desde el accidente trágico que se cobró las vidas de su esposa y su hija. Pero no pudo ser un sueño porque él sabía que estaba despierto y estaba seguro de que había alguien en su casa. Rápidamente y cautelosamente, él se levantó de su cama para investigar.
Los años después del accidente fueron muy difíciles para Juan. Usualmente, él no podía dormir, y cuando podía, tenía sueños horribles sobre esa noche devastadora. Inmediatamente después del accidente, él no podía funcionar – no podía hablar, ni trabajar, ni llorar – él solamente existía. Él perdió su trabajo, y eventualmente sus amigos perdieron toda esperanza en él y dejaron de llamarlo. Él no tenía nada excepto su perro viejo, Pepito, que lo seguía a todas partes. Ellos vivían solos en la gran casa oscura que una vez estuvo llena de alegría y vida.
Mientras él andaba por el pasillo para investigar el origen de los ruidos extraños, él se convenció de que había fantasmas en su casa. Fue la única explicación, él pensó, porque no habían habido otras personas en esta casa por años, y no había nada en la casa que un ladrón quisiera tomar. Él solamente tenía una cama que compartía con Pepito y un televisor que no había funcionado por años. Juan había tirado el resto de las cosas de la casa porque solamente representaban la vida que había perdido.
Juan llegó a la cocina, pero no vio a nadie. Las luces no funcionaban, pero no habían funcionado por mucho tiempo. De repente, él oyó voces en la sala. Él corrió pero cuando llegó, otra vez, no vio a nadie. Decidió que necesitaba aire fresco, entonces él salió de la casa para dar un paseo con Pepito. Era muy temprano, no había gente ni mucha luz en la calle. Juan anduvo al restaurante que estaba abierta todo el tiempo. Era su lugar favorito desde la muerte de su familia, porque era un lugar donde él podía ir por las mañanas para pensar solo y en paz. Pepito espaba por él en el parque del otro lado de la biblioteca.
Había solamente otras dos personas en la tienda cuando entró Juan; María, la mujer que trabajaba allí y un hombre joven que estaba estudiando intensamente. Juan se sentó a una mesa, y lentamente empezó mirar al periódico que estaba allí. Juan hojeaba por las páginas sin leer mucho, cuando una foto en la séptima página llamó su atención – ¡era una foto de él con su familia! El pie de foto decía, “Hoy se cumple el cuarto aniversario del accidente fatal que tomó las vidas de una de las familias favoritas de nuestra comunidad. Hace cuatro años que Juan, su esposa Alicia, y su hija Laura murieron en un accidente de carretera”.

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