Una carrera en el parque
“¿Cómo se conocieron?” me pregunta mi madre por el teléfono.
“En el parque de los perros, curiosamente.”
“¡Uf, dame los detalles, Luciana!”
“¡Por Dios, mamá, bien!
Bueno, como cada mañana, Raúl y yo fuimos al parque para los perros en Washington Square Park para que él pudiera gastar su energía antes de que yo fuera al trabajo. Tú ya sabes, él tiene sus amigos y puede correr y yo puedo socializar un poco antes de ir y sentarme en mi escritorio todo el día.”
“¡Ay, Luci me encanta cómo tienes tu propia vida en Nueva York! No puedo esperar finalmente visitarte.”
“Mamá, no tengo mucho tiempo, ¿puedo terminar?” digo impacientemente.
“Bueno, ¡sigue, sigue!”
“A ver, cuando entramos en el parque, Dejé a Raúl sin correa y él se va corriendo. Veo a Jonathan...”
La escucho chillar de emoción, pero sigo contando la historia, sé que si me detengo por un segundo, no escucharé el final.
“Veo a Jonathan y me di cuenta de que había estado allí con su perro Max al mismo tiempo que nosotros durante la última semana entera. A Raúl le encanta Max, mamá, es tan lindo. Así fui a saludarlo y charlar un poco.”
“Ayy Luciana, te gustó, ¿no?”
“Obvio, mamá, ¿puedo seguir?”
“Sí, sí, sí, adelante.”
“Bueno, mientras estaba preocupada por la conversación, vi por el rabillo del ojo que las puertas, hay dos para evitar que los perros escapen, estuvieron completamente abiertas.”
“¡No!”
“Así corrí a cerrarlas, y entonces estaba buscando frenéticamente a Raúl, pero, él ya no estuvo. Los otros dueños se dieron cuenta de lo que estaba pasando e inmediatamente se pusieron en acción, fue increíble, mamá. Pusieron las correas a sus perros y me ayudaron buscar Raúl en el parque mayor.”
“Qué lindo, Luci.”
“Entonces, yo me situé cerca de la fuente grande, que realmente no es una fuente porque el agua no corre, en el centro del parque. Los otros fueron a los rincones del parque y a lo largo del lado norte donde no hay una valla por un muy largo tramo.
Y de repente, vi un destello de pelaje blanco y negro corriendo en frente de los monopatinadores que practican sus truquitos cerca de este monumento en el lado este. Pensé que el perrito se dirigió hacia una banda de jazz que se sentó justo al sur de mí, pero giró rápidamente hacia el arco.
“Ooh, ¿el arco que se ve en todas las pelis?
“Sí, ese. El arco marca la entrada del parque, y no hay ninguna barrera de cualquier forma. Y que más, y esto es lo que realmente me estresó, Mamá, el arco abre a 5th Avenue, así absolutamente no quería que Raúl vaya allí.”
“¿Pero sus amigos no estuvieron allí?”
“Unos, sí, pero me preocupé de que no pudieran detenerlo. A ver, corrí alrededor de la fuente lo más rápido que pude para intentar atraparlo antes de que saliera. Vi que Raúl, esa maldita escapista, se dio cuenta de que iba a alcanzarlo y de repente cambió su dirección. Pero acá es donde se equivocó, porque ahí en frente de los bancos escultóricos estuvieron parados Jonathan y Max, y Raúl no pudo resistir ir a jugar con su amigo. Así cuando fue, Jonathan fue capaz de agarrarlo por el collar.”
“¡Ay dios mío, que liiiindo, Luci!
“Jaja, yo lo sé. Bueno, y después, yo, probablemente sudando y jadeando tanto como Raúl, abracé a Jonathan y le di mil gracias, etcétera, etcétera., y entonces dije ‘¿qué puedo hacer para recompensarte?’ y él dijo ‘¿Comprarme un café?’. Así que obviamente dije por supuesto y luego un día fuimos a tomar un café, y luego otra noche fuimos a cenar, y luego otra noche fuimos al cine y de repente éramos una pareja, ¡qué sé yo!
“Ah, estoy tan feliz por ti Luciana. ¡Ahora realmente tengo que venir a visitarme!”
“Pronto, mamá.”
Un juego peligroso
“¿Quieres jugar el escondite?” ella preguntó con una sonrisa pícara.
“Bueno, pero tienes que buscar primero” él se río por lo bajo.
Ella empezó a contar atrás desde 30 en voz alta. Él corrió por todas partes, buscando el lugar perfecto. La maleta vacía de su viaje de la semana anterior sentaba abierta en el piso de su dormitorio. Era una maleta realmente grandísima y tuvo la idea de apretarse dentro de ella. Si vamos a jugar el escondite como adultos, yo lo haría bien. Con cuidado, se agachó, y se metió en la maleta tan rápido como fue posible.
“Tres… Dos… Uno… ¡Cero! ¡Listo o no allí vengo!” gritó ella.
Ella caminó de puntillas alrededor por la casa, quería sorprenderlo. Buscó por detrás del sofá, nada. En el armario, nada. Bajo la cama, nada. Buscó por todas partes y nada. Ella empezó a frustrarse. Quería jugar este juego estúpido para intentar algo nuevo, para encender su relación moribunda. No anticipó que él lo tomara en serio. Ella no quería que fuera serio, quería divertirse un poco y nada más. Se enojó. Ya no voy a jugar, él saldrá cuando se canse de esperar. Se sentó en el sofá, encendió la televisión, y subió el volumen para no oír sus propios pensamientos. No quería pensar en este juego, ni en él, ni en su relación.
Mientras tanto él empezó a preguntarse dónde estaba ella. Figuró que tal vez dentro de la maleta sería un escondite demasiado difícil de descubrir. Intentó a abrir la maleta, pero de adentro era mucho más difícil hacerlo. Empezó a entrar en pánico. Usualmente no se sentía muy claustrofóbico, pero estar atrapado dentro de una maleta es suficiente para activar la claustrofobia en cualquiera. Golpeó la maleta, pero no ella no vino. ¿Dónde está? Se puso realmente nervioso, podía sentir que comenzaba a hiperventilar y no había mucho oxígeno. Intentó a gritar, pero no pudo recuperar el aliento. Los rincones de su visión comenzaron a oscurecerse y de repente, no vio nada.
A la mitad de la peli, cuando ella se dio cuenta que este cabrón debe de haber salido de la casa, decidió que ya no quería ser parte de esa relación. Cuando vuelva, voy a romper con él. No lo soporto más.
Se fue a la cama con una nueva seguridad en sí misma, no iba a aceptar peor trata del que merecía.
La próxima mañana, todavía no había vuelto. Su teléfono iba directo al buzón de voz. Empezó a limpiar la casa nerviosamente… o tal vez con enojo, no pudo decidir. La maleta de sus vacaciones estaba en el rincón del dormitorio. Fue a guardarla, pero era demasiada pesada de mover. Pensé que ya la había vaciado… Ella la abrió y su cuerpo flojo se cayó de la maleta.
Ella gritó y corrió a llamar la policía.
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