La realidad aparentemente apacible de la mente infantil es el territorio favorito de la escritura de Ashley Jones sobre el que nos recuerda que lo terrible puede encontrarse justo en las zonas más tranquilas de la existencia.
El día que se perdió la inocencia
Por Ashley Jones
En lo oscuro de la noche, ella se tendía debajo de las sábanas. Se quedaba allí por unos minutos pensando en lo que ocurriría un poco después. Esto no había pasado todos los días. Había muchas veces cuando ella simplemente se tendía en su cama y se dormía en sólo unos pocos minutos después de cerrar los ojos. Ese día, sin embargo, fue diferente y ella pudo sentir que algo había cambiado en el cuarto.
Era un día cerca de finales de noviembre, y por esta razón, hacía frío. Cuando ella se vistió para dormir, se puso sus pijamas de abrigo. Estos pijamas tenían unas ilustraciones de perritos y gatitos y por esta razón, eran sus favoritos. Ella solamente tenía seis años, pero ya sabía que quería ser médica veterinaria. Tenía dos perros, y los amaba con todo su corazón. Había algunas noches cuando los perros se tendían en la cama con ella hasta que se dormía. Ese día, sin embargo, los perros podían sentir que algo era diferente, también, y no se quedaron con ella.
Ella no podía ver nada, pero a ella le gustaba esto. En un momento muy tranquilo, su puerta se abrió y un poco de la luz entró en su cuarto. Rápidamente, ella cerró sus ojos. Por fin, él entró. Ociosamente, vino a la cama y se tendió debajo las sabanas con ella. Ella podía sentirs su atiento por lo cerca que estaba de ella. Mientras que él empezó a tocarla, le cuchicheó a ella que no fuera miedo y él la amaba mucho.
Y después de esto, ella no oyó nada ni sintió nada en su cuarto. Ella estaba en un prado lejano cubierto de flores con cientos de perros y gatos. Era un día caliente de julio. Jugaba y corría con ellos. Comió un sándwich de jamón y una manzana para su almuerzo. Bebió limonada por todo el día. Se tendía en las flores con sus animales. Cuando por fin cerró sus ojos azules y se durmió, estaba en su cama otra vez y el acto había terminado.
El día que se perdió la inocencia
Por Ashley Jones
En lo oscuro de la noche, ella se tendía debajo de las sábanas. Se quedaba allí por unos minutos pensando en lo que ocurriría un poco después. Esto no había pasado todos los días. Había muchas veces cuando ella simplemente se tendía en su cama y se dormía en sólo unos pocos minutos después de cerrar los ojos. Ese día, sin embargo, fue diferente y ella pudo sentir que algo había cambiado en el cuarto.
Era un día cerca de finales de noviembre, y por esta razón, hacía frío. Cuando ella se vistió para dormir, se puso sus pijamas de abrigo. Estos pijamas tenían unas ilustraciones de perritos y gatitos y por esta razón, eran sus favoritos. Ella solamente tenía seis años, pero ya sabía que quería ser médica veterinaria. Tenía dos perros, y los amaba con todo su corazón. Había algunas noches cuando los perros se tendían en la cama con ella hasta que se dormía. Ese día, sin embargo, los perros podían sentir que algo era diferente, también, y no se quedaron con ella.
Ella no podía ver nada, pero a ella le gustaba esto. En un momento muy tranquilo, su puerta se abrió y un poco de la luz entró en su cuarto. Rápidamente, ella cerró sus ojos. Por fin, él entró. Ociosamente, vino a la cama y se tendió debajo las sabanas con ella. Ella podía sentirs su atiento por lo cerca que estaba de ella. Mientras que él empezó a tocarla, le cuchicheó a ella que no fuera miedo y él la amaba mucho.
Y después de esto, ella no oyó nada ni sintió nada en su cuarto. Ella estaba en un prado lejano cubierto de flores con cientos de perros y gatos. Era un día caliente de julio. Jugaba y corría con ellos. Comió un sándwich de jamón y una manzana para su almuerzo. Bebió limonada por todo el día. Se tendía en las flores con sus animales. Cuando por fin cerró sus ojos azules y se durmió, estaba en su cama otra vez y el acto había terminado.
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