Por Madi Garza
Isabel y yo caminábamos por las estrechas calles pequeñas en el barrio de Malasaña hasta que llegamos a nuestro destino en el barrio de Embajadores. Tuvimos que ir por un camino largo y menos concurrido para llegar a tiempo al mercado del rastro. Fue un domingo a la una y media de la tarde y el mercado cerraría a las 3. La semana anterior, Isabel había venido a este mercado y había encontrado algo que capturó su atención pero no tenía dinero suficiente para comprarlo. Era un cuaderno. Había mucho tráfico y por eso decidimos caminar en vez de tomar el coche. Al llegar, empezó a lloviznar y por eso, tuvimos que apurarnos. Nos fuimos caminando por las secciones. Pasábamos por todas las casetas cuando por fin, llegamos a una donde estaba un hombre con una sonrisa grande.
--Hola Señor, vine la semana pasada y me mostró un cuaderno azul. Me aseguró que me lo iba a guardar si yo regresaba y contestaba su acertijo. Me lo repite por favor?--le dijo Isabel al vendedor del cuaderno.
--Hola Chiquita, te lo repito. Vivimos en la misma ciudad y respiramos el mismo aire. Qué es lo único que siempre se va y nunca regresa?--dijo el Señor.
Al escuchar el acertijo y al ver el cuaderno otra vez, Isabel empezó a llorar.
--Creo que la respuesta es el tiempo. Cuando vi este cuaderno la semana pasada, me hizo pensar en mi padre que murió hace 10 años. Siempre escribía en un cuaderno así. Mi padre nunca regresará al mundo físico pero siempre lo encuentro a través de otras personas.-- dijo Isabel.
Alguna gente se había reunido alrededor de la caseta al oír los sollozos de Isabel.
El hombre le dió el cuaderno, sosteniéndolo en el aire para que todos lo vieran --Ay, mi chiquita, te lo doy gratis. Nunca olvides usar tu tiempo con sensatez, que nunca regresará. Ni olvides del amor tan fuerte que existe entre padre e hija.-- dijo el Señor.
Al recibir el cuaderno entre sus propias manos, Isabel no pudo creer que el hombre se lo dio gratis. Pero como había dicho Isabel, encuentra a su padre a través de otras personas y sus actos de amabilidad y probablemente la vió a esta situación como el amor interminable de su padre.
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