Stonewall Jackson
Ya ha terminado abril, y el fuerte calor del verano ha empezado a estar en el aire. Los soldados sienten el calor, se están quitando la ropa, se lavan desnudos en los ríos. Cuando marchan, muchos se desmayan por la falta de agua, y todos tienen caras rojas. Sin agua, continúan marchándoselo, y esperan que termine la guerra.
Los comandantes saben que la guerra no va a terminar, quizás por años. Tienen fé en las habilidades de los soldados. El ejército de Virginia es lo más fuerte entre los dos lados de la guerra. El resto del ejército de la Confederación no es tan fuerte. La guerra se ha convertido en una enfrentamiento entre la Unión y Virginia, y la lealtad de todos esos soldados está por Virginia.
En la carpa de los comandantes, los oficiales del ejército planean la batalla que viene. Se sienten seguros, quieren ganar y como no están al frente de los soldados, pueden hacer planes más arriesgados.
En un rincón de la carpa están Stonewall Jackson y Robert E. Lee, los comandantes más importantes del ejército. Juntos, quizás ellos puedan ganar la guerra. Saben que va a ser difícil, pero también saben que son los comandantes más exitosos de toda la guerra. Han ganado cada batalla en la que han participado juntos, y en Chancellorsville van a ganar una vez más.
Cuando Stonewall Jackson empieza a hablar, todos en el cuarto se callan. Él explica el plan en voz baja. Stonewall Jackson nunca ha necesitado moverse mucho, o hablar con tanta fuerza. Tiene su presencia muestra poder, y todos escuchan lo que dice. Cuando las balas vuelan, los soldados siempre lo miran, y ven su calma, y empiezan igualmente a calmarse, y gracias a esto y a los órdenes de Stonewall, siempre ganan. Para esa batalla, saben que la Unión tiene cinco soldados por cada uno que tiene la Confederación, pero los soldados todavía están calmos, y tienen confianza.
El plan es así: el batallón de Robert E. Lee va a confrontar el batallón de la Unión en la colina enfrente de Chancellorsville. Mientras él distrae a los soldados en la colina, el batallón de Stonewall Jackson va a golpear la Unión por la derecha, no por la parte posterior como ha hecho muchas veces antes. Va a ser una sorpresa para Ulysses S. Grant, quien conoce a Robert E. Lee y a Stonewall Jackson, y nunca ha sido un comandante como ellos, y la Unión va a perder sus líneas. Cuando la Unión pierda las líneas, los soldados de Lee y Stonewall van a correr entre ellos, y la ventaja numérica ya no existirá. Entonces, los soldados mejores de la Confederación van a ganar. Lee y Jackson tienen confianza en el plan, y por eso todos los demás tienen confianza también.
--Ganaremos otra vez-- dice Lee. --Mientras estemos juntos, la Confederación nunca va a perder.--
Jackson y Lee brindan los vasos, y beben a la salud de la Confederación, una nación guiada por ellos.
12 octubre 2011
El doce de octubre de 2011 empezó como cualquier día en el pueblo pequeño de Seal Beach, California. Seal Beach era un pueblo raro, porque estaba cerca de Los Ángeles, y de otras ciudades grandes, pero era tan chiquito que todos conocían a todos, y el drama del pueblo era público. Estaba cerca de un base militar, entonces muchos soldados y veteranos vivían allá. Los soldados usualmente intentaban casarse con las chicas del pueblo, y las chicas esperaban por los soldados que estaban afuera del pueblo, o del país.
El doce de octubre fue un miércoles. Hacía calor, pero eso era normal para la gente, siempre hacía calor durante septiembre y octubre, y el clima se refrescaba poco durante noviembre y diciembre. Usualmente el clima era muy bueno, y el pueblo muy seguro, y los residentes de Seal Beach no tenían muchas quejas.
Ese día, los chicos fueron a la escuela, como siempre hacían los miércoles. Las madres iban con sus niños pequeños, y los alumnos del colegio estaban emocionados de conducir a ellos mismos. La mayoría de los padres se fueron a sus trabajos (era un pueblo muy tradicional), la mayoría tenían trabajos en el ejército. Después de las ocho y media, las madres regresaron a la casa, e hicieron todo que tenían que hacer con la limpieza y la cocina. Las que tenían trabajo todavía tenían que cuidar las casas, porque las expectativas para las madres en ese pueblo eran anacrónicas. No había muchos profesionales jóvenes, la mayoría ya se había ido, para el ejército o para la universidad, quizás con planes para regresar cuando terminaran las excursiones militares o cuando decidieran tener sus propios hijos.
Algunas mujeres tuvieron que ir al salón para teñirse el pelo, o cortárselo, o chismear con las amigas. Algunas de esas mujeres decidieron ir al Salon Meritage, porque siempre iban a ese salón. La ex mujer de un veterano estaba allí, con unas amigas y otros personas que no conocía.
En el colegio, los profesores, con caras graves, entraron a las clases. Buscaron a algunos alumnos, y los sacaron de la clase. --Tenemos que hablar contigo-- dijeron los profesores. Los estudiantes fueron a la oficina.
En el salón, un veterano con un arma estaba rodeado de cadáveres, incluyendo el de su ex mujer y sus amigas. Muchas personas estaban gritando, la policía ya había sido llamada, pero un arma es mucho más rápido que un coche, especialmente en un pueblo sin crimen.
Todos los alumnos empezaron a llamar a sus padres, para averiguar si sus padres no estaban allí, si sus madres no tenían que ir al salón hoy. Para la mayoría de los alumnos, todo estaba bien. Sus madres estaban en la casa, o en el supermercado, o en otro salón.
Algunos no tuvieron esa suerte. Llamaron, llamaron, y llamaron, pero nadie respondió. En el caso de una chica, su madre no respondió, y pocos minutos después vió al padre en la televisión, rodeado por cadáveres y policía, y con las esposas sobre las muñecas. Otros vieron las madres en la televisión. Los estudiantes sin suerte fueron al hospital con los profesores, para ver si su familia había sobrevivido. Solo uno tuvo esa suerte.
La policía tomó el veterano con su arma, vivo. Ya había hecho lo que quería hacer, no le importó. En el pueblo, pusieron unas velas para recordar a sus víctimas, pero todavía estaban muertas. El pueblo pequeño de Seal Beach, un pueblo chiquito sin crimen, sufrió una un de las masacres más grandes en la historia de los Estados Unidos.
No comments:
Post a Comment